¿Dónde quedó tu Carmelo?

¿Dónde quedó tu Carmelo?

Las victorias son lo más dulce que podemos llegar a experimentar en la vida. Un triunfo, un logro, recibir un reconocimiento o alcanzar una meta. A través de los años podemos recordar cada uno de aquellos momentos en los que la victoria se volvió el trago más dulce que hayamos probado en la vida. En medio de las victorias encontramos la mayor confianza y seguridad de todas pero habrán momentos en nuestra vida en los que inmediatamente después de nuestra victoria tendremos que atravesar por la más grande agonía que en algún momento hayamos experimentado.

Esto mismo le sucedió al profeta Elías. En el capítulo 18 de 1 Reyes encontramos la historia en la cual el profeta es parte de una de las más grandes victorias de Dios. En el monte Carmelo Dios demostró su poder sin igual dejando avergonzados a todos aquellos falsos profetas del dios Baal. Esa enorme victoria provocó que aquellos 400 profetas fueran degollados en ese mismo instante. Fue el mejor momento en el ministerio de Elías hasta ese día, no solamente haber recibido una respuesta casi instantánea de parte de Dios a sus súplicas sino también quedar vencedor frente a sus rivales. Pero, ¿que sucedió días después de aquella gran victoria? El capítulo 19 del mismo libro nos deja ver el trasfondo de uno de los momentos más agónicos del profeta Elías. Jezabel al darse cuenta de lo que había sucedido y de lo que Elías había hecho mandó a pedir su cabeza, quería ver muerto al profeta de Dios. El momento más esplendoroso del ministerio del profeta Elías pasó a convertirse en un momento de angustia y dolor en el cual tenía que huir para salvar su vida hasta el punto de llegar a exclamar: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. (1 Reyes 19:4).

¿Por qué está esta historia en la Biblia? ¿Qué nos quiere mostrar Dios? A través del ejemplo del profeta Elías aprendemos que habrán momentos en los cuales después de una gran victoria tendremos que atravesar por angustia e incertidumbre, momentos en los cuales perderemos la confianza y preferiremos estar ocultos en una cueva. Muchas veces querremos morir pensando que las circunstancias no cambiarán. Nos sentiremos alejados de Dios. En momentos así es cuando Dios nos dice: Levántate y come, porque largo camino te resta.

El camino al cual nos conduce la voluntad de Dios muchas veces será largo y cansado, deberemos sortear obstáculos y poner todas nuestras fuerzas y energías para poder llegar al destino.

Dios le pidió al profeta Elías que regresara por el mismo camino por el cual había llegado a la cueva y hay una razón para esto. Dios quiere que nos acordemos de nuestras victorias pasadas, no porque quiere que vivamos del pasado sino porque necesita que nosotros recordemos que aquel Dios que estuvo con nosotros en nuestro monte Carmelo también estará con nosotros dentro de nuestra cueva. La pregunta es: ¿Dónde quedó tu Carmelo? ¿Dónde está el lugar de tus victorias pasadas? ¿Aún las recuerdas?

Él no necesita que vivamos de las glorias pasadas porque nuevas son sus misericordias cada día. Quiere que tengamos en nuestra mente y corazón la seguridad de que él estará con nosotros en cada momento de nuestras vidas.