¿Cuál es tu cueva?
He aprendido través de los días que Dios puede hablar en cualquier lugar, a cualquier hora y en medio de cualquier circunstancia, no necesariamente lo hará desde un púlpito un domingo por la mañana, no necesariamente será en un congreso, no solo será a través de un profeta. Lo anterior no significa que Dios no habla en esos lugares o a través de sus siervos. Significa que Dios hablará en el momento en el que él decida, de la manera que él quiera y en el lugar que él elija. Sin importar el lugar, si tú dispones tu corazón él va a hablar cada día.
Esta semana habló de una manera espectacular y lo hizo en uno de los lugares más inusuales, el baño para hombres de un centro comercial, y lo que dijo llegó a lo más profundo de mi corazón.
Durante mucho tiempo una serie de preguntas rondaba por mi mente, preguntas que las personas me las hacían a mí, preguntas que yo le hice a Dios y él respondió.
¿Por qué Dios no acaba con nuestros problemas? ¿Por qué no quita todo el mal del mundo? ¿Por qué permite tantas cosas? Y es que muchas veces Dios va a permitir el dolor y el sufrimiento en nuestra vida porque sabe que será en medio de esas circunstancias en las cuales estaremos más cerca de él y nos dejaremos encontrar más fácilmente por su espíritu.
¿Sabes por qué? –me dijo– porque al hombre le hace falta humildad en su corazón, porque Dios sabe que el hombre se enaltece fácilmente en este siglo y se olvida de su creador; porque el hombre ha abandonado su primer amor; porque ha perdido de vista lo que realmente es importante; porque se ha olvidado de que es polvo y que todo lo demás le pertenece a Dios; porque al hombre le hace falta obediencia y poder creer en las promesas de su creador; porque tiene temor que le impide avanzar y no puede ver más allá de sus ojos; porque decide huir en medio de sus circunstancias. Y muchas veces dice: "Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres." (1 Reyes 19:4). Decide esconderse en los lugares más oscuros creyendo que allí sus enemigos no podrán encontrarlo y hasta que Dios no podrá llegar allí y no se atreverá a estar en donde él esta; se olvida que aun en medio de una cueva oscura y vacía la presencia de Dios estará presente (v.9).
¿Cuál es tu cueva? ¿De qué te escondes? ¿Qué circunstancias estás atravesando? Levántate y come, ¡sal de allí!, y comienza a creer en Dios.
Dios permite los vacío porque quiere ser él quien los llene. Dios permite la caídas porque quiere sel él quien nos ayude a levantarnos. Dios permite las lágrimas porque él ha prometido enjugarlas y darnos consuelo. Dios permite la debilidad porque él quiere darnos las fuerzas para seguir adelante. Dios permite la soledad y el silencio porque quiere que su presencia y su voz nos acompañen toda la vida. Dios lo permite todo porque tú no le has entregado nada a él aún. Dios necesita que le demos una oportunidad de hacer algo diferente en nuestras vidas.
–Dicson Gabriel
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